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Con o sin Brexit, Gibraltar español
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En 1713, la Corona española cedió a la Corona británica el territorio de Gibraltar, mediante la firma del Tratado de Utrecht. En el mencionado tratado le otorgaba el derecho perpetuo a la Corona británica del uso de la ciudad, el castillo, defensas y fortalezas. Pero no se les cedió el istmo ni las aguas territoriales ni tampoco el espacio aéreo. Además, en el documento figuraba que España tiene un derecho preferente para recuperar este territorio en el caso en que la Corona británica decida cederlo, venderlo o enajenarlo de cualquier modo.

Desde 1963 Gibraltar está incluido en la lista de territorios sometidos a descolonización, dentro del ámbito de actuación del comité especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales. Y en la Declaración de Lisboa de 1980 entre España y el Reino Unido ambos gobiernos se comprometían a resolver el problema de Gibraltar en un espíritu de amistad y de acuerdo con las resoluciones pertinentes de Naciones Unidas sobre la necesidad de descolonizar Gibraltar. La Declaración de Lisboa fue desarrollada posteriormente por la Declaración de Bruselas, de 1984, en la que España y el Reino Unido sentaron las bases de un nuevo proceso negociador, que quedó interrumpido por el Reino Unido, pese a las posiciones claudicantes de los sucesivos gobiernos del régimen borbónico que, incluso, han procurado todo tipo de servicios y comodidades a la colonia.

Así pues son 304 años que nos llevan ninguneando y es comprensible, si no son capaces los ciudadanos expañoles, de actuar con firmeza para atajar el problema del independentismo de Cataluña, de las Vascongadas, Galicia y las que se vayan contagiando, menos lo van hacer con Gibraltar. Es vergonzoso que lo único que se ha hecho en todo este tiempo, ha sido el cierre de la verja, impidiendo la entrada a Expaña, y fue de la mano del dictador Francisco Franco.

A la vez, queda patente durante todo este tiempo el descarado pasteleo de Eurolandia: mientras la prominente Corona británica ha sido miembro de la UE, no se ha querido abordar el contencioso desde Europa, aun cuando Gibraltar está incluida en la lista de  territorios sometidos a descolonización. No ha sido hasta el momento que Reino Unido ha planteado oficialmente su salida de la UE, cuando Bruselas para apretar las tuercas ha dejado fuera del marco de negociación a la colonia de su antiguo socio y ha otorgado derecho de veto al reinito de Expaña sobre todo lo que concierna a Gibraltar. Es un perfecto ejemplo de doble moral de Eurolandia.

El gobierno de Rajoy, mientras, ha celebrado con fervor europeista esta limosna de Eurolandia como si fuera un gran éxito diplomático atribuible a su tenaz gestión.