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No a la paz de zETAp
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Primero se dijo que Rodríguez Zapatero es un bambi y un bobomán. Ahora está de moda proclamar que es un cobardica que «se ha rendido a ETA» y se deja engañar por ella. Todo para no admitir que Rodríguez Zapatero es un peligroso resentido que odia mortalmente a España y que, por ello, comparte plenamente los objetivos disgregadores de los separatistas.

Rodríguez no es, por otra parte, un caso aislado. Es el jefe de un partido que jamás ha vacilado a la hora de provocar la desmembración de España si así le convenía. Un partido ya en 1934 se alzó contra un gobierno de la república en connivencia con los separatistas catalanes. ¡Que nadie intente embaucarnos más con los cuentos de los Guerra, Rodríguez Ibarra, Bono, Vázquez y demás “españolistas” del PSOE! Ahora, ese partido ve la ocasión de cuartear a nuestra patria y ha buscado los secuaces adecuados para alcanzar ese objetivo. En Cataluña, han sido Carod y Màs. En las Vascongadas, el PNV y ETA. Y quien manda en el “proceso” es Rodríguez.

En lo tocante al País Vasco, nada mejor para desmembrar a España que alzar “la paz” como conjuro. Paz, para los etarras y para Rodríguez, es la superación de un pretendido “conflicto” que enfrenta a España con “Euzkadi”. Paz es también, según Rodríguez, la relación que debe existir entre los españoles y ETA. Desde Moncloa se habla de “pedagogía de la reconciliación” con los etarras; en cuanto a las víctimas, simplemente se trata del “aspecto emocional del conflicto”. Un aspecto muy “humano”, que Rodríguez comprende muy bien porque hace setenta años mataron a su abuelo.

En realidad, no existe ninguna guerra entre España y los separatistas terroristas de ETA y difícilmente puede hablarse, por tanto, de paz; menos aún de un “proceso” para llegar a ella. Siquiera podemos hablar de “conflicto”. Ocurre, simplemente, que un sector de renegados se ha considerado legitimado, gracias a un rosario de falacias históricas, para asesinar españoles: a eso se reduce el "conflicto vasco". Por tanto, el fin del terrorismo separatista no podrá venir nunca de ningún “proceso de paz”, ni de “normalización”. Vendrá de la persecución, detención, procesamiento y encarcelamiento de quienes han hecho gala del más furibundo odio racista contra España y de quienes les apoyan y justifican. Y vendrá, finalmente, de la puesta fuera de la ley de toda posición que invoque particularidades de lengua, raza o costumbres para romper la unidad política de España.

Es mentira podrida lo de la “negociación por la paz”. Lo que hay es una negociación entre enemigos de España, con la finalidad de destruirla.

Pero hay más. Observemos la calaña de quienes mantienen esa negociación. En un lado están los etarras. En el otro lado, el PSOE, incubadora de los GAL, partido beneficiario de los atentados del 11-M, cuyo impacto manipuló para teñirlo de “islamismo” y “venganza por lo de Iraq” y así ganar las elecciones, tras lo cual se ha dedicado a obstruir toda investigación sobre los reales autores. En suma, los negociadores más adecuados para acabar con el terrorismo.

Nuestra posición es clara: No a la paz de zETAp, que significa la desmembración de España y la dictadura separatista sobre los españoles que queden en las tierras vascas. Unas tierras en las que los asesinos serán jaleados e incluso “reinsertados” y sus víctimas humilladas.

Nuestra lucha es por una España unida en la libertad y la justicia. Por la libertad frente al terror de ETA y la asfixia del nacionalismo étnico. Y por una España de justicia, que exige la derrota de los criminales etarras, del resto de separatistas y de los social-traidores que los promocionan a la categoría de “interlocutores por la paz”.